jueves, 31 de enero de 2013

Sería así.


Sería poesía tu boca sigilosa, incólume.
Vestigio de las inacabadas horas que nos encontraron
revolcándonos en la piel y la sonrisa del otro,
sería intenso admitir que los brazos con que me alimentas
tienen el furor enardecido del adolescente eyaculador  tardío.
Es imprescindible reconocerte las hojas muertas
(volando mariposas-grises-empolvadas),
 revolviéndose en los rincones otoñados que yo creía muertos.

Y me apremia la idea  de gritarte poemas-palomas-vino-blanco-dulce
de noches estivales que se llevan tu cabeza y la mía,
y mis ganas de que el invierno llegue pronto.

Como si no fuera más que un soplo de virgen ansiosa,
como si no fuera más que el gemido de un perro que se muere,
el gato agazapado cazándote los pies debajo del sillón.
Como si no fuera más que las mentiras que me cuenta una pobre vieja,
más que un niño que se ahoga con su primer oxígeno,
o la marca borroneada de las cicatrices que nos dejaron antes.

Como si las cosas tuvieran un orden y una lógica y una verdad, así te espero.
"El beso" (Gustav Klimt)