Mientras las cápsulas de día se metan a prepo por la
ventana,
mientras todavía pueda cambiarme el color de pelo,
poner la música al mango cuando me levanto.
Mientras las ganas de vomitar toda esta soledad inminente,
y mientras los sueños me atormenten
y la comida me caiga mal.
Mientras me trague la
miseria en el trabajo,
mientras tenga auriculares que apaguen el sonido de mis pensamientos
y me duerma arrollada de dolor
y me coma las uñas
y vuelva a fumar.
Mientras la humedad montevideana me llene de asco y los
pelos de los perros se me queden en la ropa y no tenga ganas de bañarme o de
salir siquiera y los días sean todos iguales, una interminable condena a seguir
y seguir, sólo para ver lo que hay del otro lado, cruzando la barrera del
amanecer, detrás de la que no hay absolutamente nada, y es, sin embargo, una
victoria haber llegado.
Llegar a casa y preparar un café.
Colón.
Siempre ladra un perro.
Siempre hace frío.
El sonido de la cucharita contra la loza.
"Crazy Jane" Gina Litherland