No
es un día para ser gracioso,
no es un día para ser poeta,
no es un día
para tomar una grappita,
no es un día para hacer un asado,
para leer
cómics, para jugar a la play, para salir de compras.
No es un día para
fumar un porrito,
para andar en skate, para leer a Kafka o a Nietzsche.
No es el momento de encontrarse con los amigos a reírse de los padres o
de las novias.
No es un día para jugar fútbol cinco.
No es un día para
una cena a la luz de las velas,
para mirar House o The walking dead,
para elegir cortinas,
para mirar las estrellas,
para subir al faro,
para
salir a caminar por el rosedal.
No es un día para encontrarse en La
Triple con los pibes del Complejo América.
Hoy no es un día porque hoy,
hoy son todos los días,
hoy es la historia de un montón de gente y de
paisitos
que quedaron varados en un pueblucho de mierda que se llama Desazón.