martes, 25 de febrero de 2014

Hombre furtivo

Abrime.
Abrí una carcaza de pollo, desgarra, subvierte.
Ahorcame, apretame, empujame.

No importa si me lastimás, cicatrizo bien.

Destripame, rajame, apuñalame,
con la uñas, con los dientes y los brazos y la carne y la saliva corrosiva.

Mudate a mis piernas.

Agarrame del pelo, meteme los dedos en la boca,
sacame los gruñidos que tengo incrustados en el pecho .

Que te tengo tatuado en las mucosas y en las marcas rojas de mis muslos,
que gotean, temibles y turbulentos, ansiosos.

Quiero ir por la calle y que los transeúntes te vean pegado a mi ropa,
rasgando mis calzas, que revienten en la cara de alguien y le saquen los ojos.

Quiero que explotes y me bendigas,
que me cocines el útero a base de insultos,
que me claves las garras y te comas mis despojos palpitantes.

Quiero atragantarme y que me quiebres el cráneo por dentro.

Y principalmente, quiero que no te vayas tan temprano.