Abrime.
Abrí una carcaza de pollo, desgarra, subvierte.
Ahorcame, apretame, empujame.
No importa si me lastimás, cicatrizo bien.
Destripame, rajame, apuñalame,
con la uñas, con los dientes y los brazos y la carne y la saliva corrosiva.
Mudate a mis piernas.
Agarrame del pelo, meteme los dedos en la boca,
sacame los gruñidos que tengo incrustados en el pecho .
Que te tengo tatuado en las mucosas y en las marcas rojas de mis muslos,
que gotean, temibles y turbulentos, ansiosos.
Quiero ir por la calle y que los transeúntes te vean pegado a mi ropa,
rasgando mis calzas, que revienten en la cara de alguien y le saquen los ojos.
Quiero que explotes y me bendigas,
que me cocines el útero a base de insultos,
que me claves las garras y te comas mis despojos palpitantes.
Quiero atragantarme y que me quiebres el cráneo por dentro.
Y principalmente, quiero que no te vayas tan temprano.