viernes, 13 de julio de 2012

Tabaco y vino tinto.


Hay un grito escondido entre las semillas vacías del jardín,
entre las flores Non-natas de un cerezo enrojecido por los albores del invierno.

Hay una palabra muda vomitando en el patio. 
Hay un soplo nocturno revolcándose con las lenguas bífidas de mi sexo ingrato.

Y vos, vos y tu cara, vos y tu pelo, vos y tus dedos.
Vos y tus días tan remotamente lejanos de los mios.
Vos y el insólito aliento que te mantiene vivo .
Y tus pulmones que se empeñan cada día, y tu corazón que no quiere parar.

Vos y todos los autos y todos los ruidos,
y las plazas con palomas que quiero patear.
Y los ómnibus que me dejan esperando, como muerta, en la terminal.
Vos y los auriculares que no me funcionan, otra vez.
Y la lluvia que desborda las calles, el barro, y yo, que me puse los championes blancos.
Y el perro, ese perro marrón y sepia al que le pusimos tu nombre;
todo mojado y con olor a perro mojado y triste.
Y yo, que lo acaricio, con fuerza, lo acaricio,
y no me importa mi ropa, ni la gente, ni el ómnibus, ni nada.
Lo acaricio, y el siente calor y ya no huele a triste.

Y vos, vos ni te acordás del perro,
ni de mis championes, ni del camino a mi casa,
ni de jugar a saltar las piedras del campito o a grafittear las paredes de Colón.




Estación de trenes de Colón

3 comentarios:

  1. Hermoso, me conmovió.. sobre todo ese sentimiento de que solo vos sabes que sentís así y existe otro que lo sabe y no quiere ser mas testigo ni cómplice..

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